sábado, 24 de marzo de 2012


Voces atrapadas.


Atrapadas entre su muros, en sus inmensos salones, en sus largos pasillos y sus innumerables habitaciones, las voces de los niños que moraron en sus entrañas parece que aún resuenan en nuestros oídos. La soledad y el abandono ahora son sus únicos moradores, y sus visitantes: atónitos fotógrafos, ex alumnos, curiosos, chatarreros, vándalos jovenzuelos spray en mano, y algunos despistados curiosos. 
Nada de lo que en sus días de esplendor fue. Solo queda entre sus paredes la vana esperanza de que alguna institución se apiade de su alma y le devuelva su aspecto saludable de antaño y los voces alegres que un día recorrieron sus rincones. Mientras tanto, hay esta, viendo como se derrumban sus paredes por la decisión todopoderosa de don dinero.