Un espacio rehabilitado, recuperado de las garras del tiempo, nos conecta directamente con su pasado. En ocasiones la historia que nos llega es solamente la transmitida oralmente de generación en generación y solamente las paredes mudas son testigos únicos de historias irrepetibles.
Si sabes escuchar, en el mas absoluto silencio de sus rincones, a veces y solo algunas personas son capaces de escuchar las voces que desesperadamente gritan en silencio para ser oídas.
Gracias a las personas que nos han permitido pasar un rato en su interior y disfrutar a solas de sus tesoros escondidos.
Esta casa haría las ensoñaciones de cualquier anticuario. Magnifico reportaje y que decir de las fotos.
ResponderEliminarMi enhorabuena
Gracias Jabier, a los anticuarios cada vez les tengo mas miedo. En alguna ocasión he visto objetos que habían obtenido de formas no muy ortodoxas, y se de algún compañero al que le han echo ofertas de comprar lo que les llevasen sin hacer preguntas.
EliminarUn abrazo
Brutal trabajo Juanjo, al que por otra parte nos tienes mal acostumbrados. Un saludo
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