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martes, 17 de diciembre de 2013

El potro de hierro ya no corre.

Esta tan deteriorado, que solo se le ven los huesos. Durmiendo en el túnel donde duermen los justos, solo, y abandonado a su suerte, libra una tremenda batalla por no ser devorado por el bosque que lo asedia constantemente, y que reclama lo que fue suyo un día, y poco a poco, hace que sus viejas traviesas de madera, y hasta sus vigas y planchas de  hierro, vuelvan a la tierra que los vio crecer.
Solo muy de tarde en tarde, unos hombres se acercan de visita, para comprobar si las pintadas que hicieron siendo mozalbetes continúan decorando sus paredes, y para recordar juntos, tiempos de aventuras que vivieron con ese viejo potro de hierro.